"...Una vez fuera de mi ciudad de origen comence a conseguir trabajos por todo Anturia, desde guardaespaldas y mercenario hasta transporte o labores que requieran habilidades más delicadas (así como abrir ciertos lugares con articulos necesarios para el cliente o conseguir cosas que se hallaban ocultas en los bolsillos de alguien) para lograr cierta fama por mis habilidades, manteniendo el secreto de donde provengo.
Finalmente me establecí en la costa, especificamente en Argondar, al ser un lugar donde los aventureros llegaban de otras localidades de anturia u otros continentes, con gremios que reciben trabajos de las iglesias, gobiernos o instituciones de la zona. Sin embargo el pertenecer a cualquier gremio era imposible debido a requerir cierta experiencia que yo no poseía desde su punto de vista (los trabajos que consegui antes se enfocaban en combates uno a uno o habilidades más especificas, no habia experimentado batallas continuas donde no pudiera lograr ventaja ocultandome y sorprendiendo en todo momento), por lo cual comence a trabajar con un grupo bastante diverso de aventureros con ansias de obtener algo (ya sea fama, fortuna, conocimiento o venganza como en mi caso algo los lleva a esta clase de vida) así comence mis aventuras con Fenelefalon, un guerrero draconico que no poseia absolutamente nada de sutileza, pura violencia y algo de locura; Dan Toriheds, un clerigo enano que cree fervientemente que su dios lo escucha y le responde, además de usar un nombre que usan bastantes aventureros (al parecer es un nombre común entre los enanos); Acknae (El vistoso) Un mago eladrin bastante caotico que si bien es poderoso a menudo la situación no le preocupa tanto como destrozar el lugar; Satan, un explorador que de cordura le quedaba poco; Alkor, un clérigo Tiefling que busca convertir a quien se le cruce; Huma, un paladín dracónico bastante ambicioso y que busca hacer daño más que defender a los aliados; Kometa, un brujo elfo con tendencia masoquista que desea recibir daño para poder castigar a sus oponentes y, por ultimo, Dan Toriheds, un monje enano con tendencia shaolin que gusta de lanzar shoryukens.
Mi primera aventura real fue enfrentarme a una secta, sus cultistas estaban llenos de trucos y atacaban en masa sin parar, sin embargo nuestro grupo poseia bastante más artilleria y recursos de lo que ellos esperaban, así superabamos los distintos obstaculos y enemigos que trataban de impedir nuestro avance en el edificio y cumplir el objetivo de la misión, robando parte de su equipo y recogiendo algunas cosas bastante extrañas (como un simbionte pegado a mi hombro), hasta que conseguimos encontrar al lider de esta secta, el cual estaba equipado con una armadura horrible cubierta de ojos, los cuales se enfocaban en alguno de nosotros, bloqueando nuestro movimiento mientras el sujeto atacaba. En este minuto Fenelefalon fue clave atrayendo su atención con sus ataques, esto nos permitía atacar de forma más libre sin que nos paralizara, logrando finalmente acabar con él, quitandole su armadura y, posteriormente, destruyéndola (si bien se veía atrayente como forma de obtener más poder con el fin de cumplir mi venganza, no era un buen método si perdía mi conciencia en ello, con lo cual no podría disfrutar del momento) una vez terminado este combate la secta se disolvio sin su lider y nos vimos triunfantes, si bien nuestro grupo parecia desordenado en su estrategía, cumplía su objetivo sin importar el sacrificio, por lo cual decidi quedarme un tiempo con ellos para ver como evolucionaba todo, pero no ignorando otras misiones que me permitieran obtener objetos para estar un paso más cerca de cumplir mi meta, sin importar el tiempo que tarde en lograrlo..."
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